Mi hermano ya contaba algunas cosas sobre qué pasó el día que nació. Así que yo no podía ser menos y contaré un poco sobre el día que nací. Al igual que iré contando algunas cosas personales.
El otoño ya se había apoderado de Barcelona, aunque viendo el tiempo cualquiera diría que seguíamos dando de sí el verano. Eso sí, el día que nací, 2 de octubre, salió fresco. Un precioso amanecer era un presagio de que algo bueno estaba por llegar. Dos aviones se cruzaban en el cielo, cual estrellas llegadas del oriente.


Era madrugador y con ganas de llegar al mundo, aunque me lo tomé con tranquilidad por la mañana para estar a las dos de la tarde. Mis primeros segundos, lloro agudo. Mis primeros minutos, lloro agudo. Mi primera hora, lloro agudo. Estaba claro que potencia pulmonar no me iba a faltar.
Las caras, sonrisas y lágrimas de felicidad de mis padres hicieron que se me apaciguara el llanto.
Y ¿cómo estaba el mundo por aquél entonces? Pues parecía que esa pandemia mundial que había golpeado todo el mundo, llamada Covid-19, empezaba a minimizarse. Si bien, no había que bajar la guardia y las medidas de seguridad, como llevar mascarilla, aunque relajándose, se mantenían. En cierto modo se empezaba a recuperar cierta normalidad después de un año y medio de mucha dureza.
El precio de la luz, a la sazón cotizado en Kilovatios/hora (kWh), marcaba máximos históricos alrededor de los 250€. Y un modelo de tramos hacía que saliese más barato poner lavadoras a altas horas de la madrugada que por las mañanas. Eran lavados con nocturnidad y alevosía. Esta situación venía dada por una mala planificación en el uso de energías renovables, en el escaso uso de nucleares, en la alta dependencia de sistemas de gas y a un mercado con una regulación, cuanto menos, rara.
Si el año ya tenía su pandemia, una crisis mundial de transportes que hacía que los precios subiesen por la complejidad de mover mercancías por mar, una falta de semiconductores paraba las cadenas de montaje de coches y encarecía el precio de los dispositivos electrónicos, el 19 de septiembre de ese año explotaba el volcán Cumbre Vieja en la Palma llenando de ríos de lava las laderas del lado oeste de la isla.
Como podéis comprobar el año iba ya completo de eventos.
No sé cuál fue la canción del verano del 2021, si bien puedo asegurar que está quedó huérfana, ya que al poco tiempo de nacer fallecía Georgie Dance. En esta época se llevaban más los “tiktokers” haciendo bailes con alguna canción del momento como el “Mon amour” de Aitana y Zzoilo.
De deportes teníamos La Liga más igualada que otros años con un montón de equipos en la cabeza. Algo que la hacía realmente interesante y la deshacía de tanto intercambio FC. Barcelona y Real Madrid. Dando pie a que apareciesen otros equipos en las primeras posiciones.
En el tenis empezaban a brillar estrellas como Paula Badosa, que ganaba el Master 1000 de Indian Wells, o Carlos Alcaraz. Y Pedro Acosta se convertía en campeón de Moto 3.
Un año 2021 completo de eventos, un año que me vio nacer… toda una vida por disfrutar, desde el día que nací.
